Angeles e insectos, 1995, de Philip Haas, basada en la novela de A.S. - 928847945884

Angeles e insectos, 1995, de Philip Haas, basada en la novela de A.

S. Byatt https://ok.ru/video/1309561260700 Tras regresar de una expedición a la selva amazónica un joven científico, William, es introducido en la familia Alabaster por el jefe de la familia, que también está fascinado por los insectos. William se casa con la hija mayor de la familia y se dedica a estudiar la gran cantidad de insectos que hay en el jardín de la villa a la vez que penetra en la misteriosa vida de la familia a la que ahora pertenece.
Fragmento de la novela 'Ángeles e insectos' de A. S. Byatt
"La reina de las hormigas de los bosques sólo era la mitad más grande que sus hijas, obreras y sirvientes. Estaba hinchada y lustrosa, a diferencia de las obreras mates, y parecía que tenía rayas rojas y blancas. Las rayas eran de hecho el resultado de la hinchazón de su cuerpo provocada por los huevos que albergaba en su interior, que desarticulaban su coraza castaña, y dejaban a la vista una piel más frágil, más elástica y blancuzca en los intersticios. La cabeza parecía relativamente pequeña. William la levantó con sus pinzas; varias obreras se vinieron con ella, agarradas a sus patas. La colocó sobre algodón en rama en una caja de coleccionista y guió a la señorita Crompton en su recolección de hormigas obreras de varios tamaños, de larvas y de ninfas, procedentes de distintas partes del nido.
—Deberíamos llevarnos también una muestra de la tierra y del manto vegetal con los que han construido el nido, y fijarnos en lo que parece que comen; y así las niñas, si tienen paciencia, podrán hacer experimentos muy útiles en lo que se refiere a sus preferencias alimentarias cuando se encuentren en su nuevo hogar. —¿No tendríamos que buscar también hormigas macho?
—No habrá ninguna en esta época del año. Sólo hacen acto de presencia en el nido en junio, julio y tal vez en agosto. Nacen a veces (o eso se piensa) de huevos puestos por obreras sin fecundar: una especie de partenogénesis. No sobreviven al apareamiento con las reinas en los meses de verano. Son fáciles de reconocer; tienen alas y ojos enormemente desarrollados, y no parece que puedan defenderse por sí solas en absoluto, o construir o forrajear. Parece que la selección natural ha favorecido en ellas el desarrollo de esas habilidades que garantizan el éxito en la danza nupcial, a expensas de las demás.
—No puedo menos de fijarme en que eso parece todo lo contrario de lo que sucede en las sociedades humanas, donde es el éxito de la mujer en esa clase de habilidades lo que determina su vida…
—Yo también le he dado vueltas a eso. Se da una grata paradoja en los vistosos vestidos de baile, en la evanescencia de las jovencitas en este mundo nuestro, en contraposición a la oscura rigidez de los jóvenes. En las sociedades salvajes, como entre las aves y las mariposas, son los machos los que hacen alarde de belleza. Pero no creo que la posición de la hormiga reina sea mucho más privilegiada que la del enjambre de pretendientes inútiles y rechazados. Me pregunto si estas diminutas criaturas que corren por todas partes, que se transportan y se alimentan amorosamente las unas a las otras y muerden a los enemigos, serán seres individuales, o serán como las células de nuestro cuerpo, partes de un todo, dirigidas todas por la misma mente, el Espíritu del Nido, que las utiliza a todas: reina, sirvientes, esclavas, compañeros de baile, en beneficio de la propia raza, de la propia especie…
—¿Y también hace extensiva esa pregunta, señor Adamson, a las sociedades humanas?
—Tentado estoy. Provengo del norte de Inglaterra, donde a los científicos propietarios de las fábricas y de las minas les gustaría hacer de los hombres partes de una máquina gigante que se deslizaran suavemente. A la Filosofía de los fabricantes del doctor Andrew Ure le gustaría que se pudiese adiestrar a los obreros para que cooperasen los unos con los otros, «para que renunciasen a sus irregulares hábitos de trabajo, y se identificaran con la regularidad invariable del autómata complejo». Los experimentos de Robert Owen son el lado vistoso de esa manera de pensar"

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